
Nunca la vi enfadada
su sonrisa era especial,
siempre fue tan servicial
que a todo el mundo ayudaba.
Su vida nunca fue fácil
y tuvo siempre que luchar,
pero la supo así llevar
con destreza y fue ágil.
Su casa no era un palacio
pero fue reina del mundo,
de sentimientos profundos,
era reina del espacio.
Allí donde ella estuviera,
todo lo supo compartir,
hasta un colchón para dormir
todo lo que ella tuviera.
Por su casa hemos pasado
del más pequeño hasta el viejo,
recibimos sus consejos
y nos sentimos amparados.
Nunca la oímos quejarse,
siempre con su buena cara
y si estaba fastidiada,
sabía siempre aguantarse.
Por eso yo al recordarla
sólo veo su sonrisa,
que como una suave brisa
me recorre toda el alma.
Y pienso primo que está
aquí al lado de los suyos
con amor y con orgullo
y no nos deja jamás.
Josefa
Gracia prima por esta poesia.
ResponderEliminarSe que está en todos nosotros.
Ojalá lleguemos a ser como nuestros mayores.
A ustedes solo os queda cumplir muchos mas años.
Un beso.
Jose Manuel