Pobre barco de mi vida
que poco te queda ya,
se está hundiendo en la bahía
sin poderlo remediar.
Siempre luchó sin descanso
venciendo las tempestades,
en medios de aquellos mares
que siempre supo ganar.
Venció muchos temporales
pero ya no puede más,
hace años que perdió
al que fue su capitán.
Era una tarde de abril,
se presentó un temporal
y desde entonces mi barco,
ya no sabe donde está.
Anda de un lado para otro
sin saber a donde va,
la tripulación se marcha
a otro lado a trabajar
y el pobre barquito mio
ya no puede navegar.
La Yaya
domingo, 15 de febrero de 2009
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Yayita muy bonita.
ResponderEliminarAhora tienes que seguir haciendo más.
Ánimo que para la poesía no hay edad!
un besote!
montse.