Se fue mi juventud, perdí la fe,
he cambiado virtud por añoranza
y voy perdiendo ya mi confianza,
cuando se me va acercando la vejez.
Yo quisiera mi vida retener,
aunque no dejarán de pasar los años,
¿qué pasaría después?: el desengaño,
que lo tenemos ya bajo los pies.
Y es que la vida así nos va dejando,
igual que el sol nos deja en las tinieblas,
pero el sol vuelve mañana iluminando
a los campos y de nuevo a dar belleza.
Poco tiempo nos queda contemplando
esta divina ley: NATURALEZA.
José Beltrán
lunes, 2 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario