Cada día paso por su camino
y le veo con su lento caminar,
cruzar la calle sin atrás mirar,
porque su vida le importa un comino.
Sus horas se convierte en desatino,
le da igual caminar hacia un lugar
que quedarse sentado sin hablar,
porque no tiene meta su destino.
¡Que triste es la mirada del abuelo,
cuando ya el caminar no es placentero
y en su vida ya no tiene anhelo!
Hoy recuerdo su mirada y me desvelo
y me invade un triste desespero .
¿Cómo podría yo darle mi consuelo?
Loli
sábado, 14 de febrero de 2009
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