perdida en el abismo de la nada,
yo me encuentro a mi misma relajada,
si puedo escribir lo que yo siento.
Las letras se deslizan con acierto
sobre el papel en líneas apretadas,

unas más libres y otras ordenadas,
entre la coma, el punto o el acento.
Quien inventó la escritura fue un portento
y nos dejó el tesoro más querido,
pues él nos enseñó con su talento.
A los trazos y signos dió sonido,
pudiendo así expresar un pensamiento
de alegría, tristeza o de olvido.
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