BIENVENIDOS A NUESTRO RINCON...
Somos una familia amante de la poesía. Esta afición nos viene de nuestro padre. A él siempre le gustó la poesía.
Fue un hombre sencillo, de campo, sin apenas estudios, pero que siempre le agradó leer a los clásicos poetas e hizo él mismo algunas poesías que a nosotros nos parecían muy bonitas cuando nos las leía. En ellas expresaba sus vivencias.
Después de su muerte, nos ocurrió algo extraordinario, nosotros, que jamás habíamos sido capaces de rimar dos palabras seguidas, empezamos a hacer nuestros pequeños poemas.
Al principio dirigidos a él, más tarde expresando nuestros pensamientos y vivencias.
Por eso, el otro día, en una reunión familiar, comentamos que sería bonito el hacer un blog para escribir nuestras poesías, y aquí estamos, intentado hacer lo que nos gusta y esperando disfrutar con ello.

viernes, 19 de febrero de 2010

La paloma hechizada

-¿Ya estamos todos? – inquirió Gigot cuando mi amo y yo entramos y tomamos asiento en el sótano de aquella pequeña taberna. – Parece que si.

Gigot, se pusó en pie como buenamente pudo y después de carraspear su garganta habló de forma solemne levantando la copa de vino – ¡Estimados compañeros, bienvenidos seáis todos a nuestra reunión anual de ilusionistas, magos y prestidigitadores! – y pronunciadas estas palabras hizo desaparecer su copa con un viejo truco ya pasado de moda.
Todos nosotros aplaudimos a desgana. Le teníamos un afecto especial a aquel viejo cascarrabias y a sus trucos baratos. Y quizás aquel era el último año en el que nos podríamos reunir todos nosotros, si los malos presagios se cumplían.

Al momento tomó la palabra su hijo, el gran mago Edegan. – Estimados compañeros, como bien sabéis, este año no celebramos esta reunión de forma semiclandestina por placer. Desde que el Conde Lucius fue nombrado consejero del rey y se convirtió en su mano derecha, ha iniciado una salvaje y malintencionada campaña de desprestigio contra nuestro gremio. Con mentiras infundadas y malas artes ha conseguido poner en tela de juicio nuestras cualidades excepcionales y ha tirado por los suelos nuestra ganada reputación - Un gran murmullo se hizo en la sala, mientras Edegan seguía con su discurso - Pero lo más grave de todo, es que hace menos de 3 semanas, y siguiendo los consejos del Conde Lucius, nuestro Rey Arthur decidió prohibir nuestra “profesión” acusándonos de practicar la brujería y de hacer pactos con el mismísimo diablo. Se han producido detenciones e incluso alguna muerte entre los nuestros. La mayoría de magos han abandonado el país y como podéis comprobar sólo quedamos una decena en todo el reino. ¡¡Esto es intolerable!! – Gritó enfadado Edegan dando un golpe en la mesa.

El viejo Gigot volvió a levantarse y prosiguió con un tono de voz suave y pausado – Estimados amigos, como bien sabéis, mi relación con nuestro rey siempre ha sido muy cordial y afectuosa, y hace tan sólo tres días, y después de mucha insistencia por mi parte, pude asistir a una audiencia privada con nuestro monarca, a pesar de las reticencias del Conde Lucius. Pues bien, conseguí hacer un pacto con Arthur que será nuestra última oportunidad para recuperar nuestro prestigio y la senda de la cordura en todo este conflicto. – Gigot hizo una pausa y mirándonos a todos fijamente, continuó – El trato es el siguiente, dentro de una semana uno de nosotros deberá realizar ante el Rey y toda su Corte un número de magia. Pero no un truco cualquiera……necesitamos algo nunca visto, lo más espectacular que haya hecho nunca nadie…..si conseguimos sorprender y maravillar a Arthur y a toda la Corte, retirarán los cargos contra nosotros y podremos ejercer nuestra profesión por todo el país, pero en caso contrario…..nos matarán a todos! – Un silencio sepulcral inundó toda la taberna - ¿Algún voluntario para sorprender a nuestro Rey?

Yo sabía perfectamente que había llegado el momento de mi amo. Pude observar de reojo como dejaba su pipa de fumar en la mesa y lentamente se ponía en pie.
- Yo lo haré – dijo con parsimonia el mago Qadas, mi amo y señor.
Al instante, saqué de debajo de la mesa una jaula donde descansaba tranquilamente una paloma blanca y se la di a mi amo.
- Y le sorprenderé con esta paloma blanca – dijo Qadas sonriendo – Perdonad que no os de más detalles, pero no quiero que por nada del mundo llegue alguna información a oídos del rey antes de la gran actuación – concluyó mi amo.

Su seguridad y tranquilidad convencieron al viejo Gigot, a su hijo Edegan y al resto de magos. En una semana mi amo Qadas decidiría el futuro de la magia con una paloma blanca.



Por fin llegó el gran día. En el gran vestíbulo del palacio real se encontraba toda la Corte expectante, y el rey Arthur sentado en su trono estaba ansioso por saber lo que mi amo y yo habíamos preparado para la ocasión.. A su derecha, el conde Lucius nos miraba a través de su monóculo con cara de pocos amigos.
-Señoras y señores de la Corte, Alteza Real, Condes y demás nobles. Tengo el honor de presentarles al Gran Mago Qadas- dije de forma teatral. Luego me hice a un lado y me mezclé entre la multitud mientras mi amo Qadas empezaba su número.

Qadas, vestido con una larga túnica roja para la ocasión, hizo aparecer la paloma blanca de su bolsillo con un chasquido y empezó el espectáculo.
- Señoras y señores – dijo pausadamente Qadas – Prepárense para ser testigos del mayor espectáculo de magia de todos los tiempos. Con mi barita mágica y mis poderes extrasensoriales conseguiré hechizar a esta paloma y convertirla en un ser sabio e inteligente, capaz de conocernos a todos nosotros y capaz de distinguir la verdadera naturaleza de las personas.

Y dicho esto, soltó a la paloma que emprendió el vuelo sobre las cabezas de la multitud que se agolpaba alrededor de mi amo.
Qadas apuntó con la barita a la paloma y gritó: - ¡¡Ohh Palomaaaa, yo te hechizoooo……..vuela hasta el Duque de Edimburgo y pósate sobre él!!!

Un gran murmullo se hizo en toda la sala mientras la paloma revoloteaba sobre todos nosotros.
Ahora empezaba mi trabajo. Me escabullí entre las piernas de la multitud que miraba embelesada a la paloma y me coloqué justo detrás del Duque de Edimburgo. En ese momento saque un pequeño espejo que llevaba en el bolsillo y al moverlo provoqué un destello que enseguida fue percibido por la paloma que, bajando en picado, se posó sobre la cabeza del Duque.
Toda la multitud rompió a aplaudir. Había sido espectacular. Nadie entendía como esa paloma había sido hechizada para conocer a todas las personas que allí se encontraban. Nadie sabía que realmente la paloma había sido adiestrada para acudir al ver el destello.

Repetimos el truco una decena de veces y en todas tuvimos éxito. Toda la corte estaba maravillada, incluido el Rey.

Y entonces, Qadas, empezó a presentar el truco final.

- Alteza Real – dijo Qadas dirigiéndose al Rey – como bien expliqué, también puedo hechizar a la paloma para que descubra la verdadera naturaleza de las personas. Mi paloma es capaz de distinguir las buenas y las malas personas. Es capaz de saber quien tiene el alma negra y malvada, y quien es puro y bueno.¡¡Voy a desenmascarar a la persona más corrupta de toda la Corte!!

Después de unos segundos de pausa, apuntó la barita a la paloma y dijo: -¡¡ Ohh Palomaaaaaaa, yo te hechizooooooo…….vuela hasta la persona que va a traicionar al rey, vuela hasta la persona que ha mentido en todo lo que le ha dicho a nuestra Alteza!!

El silencio se hizo en todo el palacio. La paloma volaba y volaba. Yo me escabullí entre la multitud en dirección al Conde Lucius, pero con tan mala suerte que tropecé y caí al suelo perdiendo mi espejito entre la muchedumbre.

¡¡¡¡El truco iba a salir mal!!!!

Sin el espejo la paloma nunca acudiría a posarse sobre el Conde Lucius.

Pasaban los segundos y la paloma seguía volando sin posarse sobre nadie. Todos empezaron a impacientarse. Yo cerré los ojos y me concentré. Y supliqué con todas mis fuerzas que la paloma se posara sobre la cabeza del Conde.

Pero nada. La paloma seguía volando y volando.

Y entonces….ocurrió el milagro.

El mismísimo Conde Lucius miró hacia arriba buscando la paloma, y al mover la cabeza la luz impactó directamente sobre su monóculo produciendo un destello.
La paloma captó el destello al momento y bajó volando hasta posarse sobre la cabeza del Conde Lucius.

El Conde Lucius al verse acorralado por las miradas inquisidoras de la muchedumbre y del propio rey, salió corriendo del palacio para no volver nunca más.

El rey, agradecido a Qadas y al resto de magos por desenmascarar al traidor, derogó la prohibición para ejercer la magia y el ilusionismo en todo el reino.

Y la paloma blanca se convirtió en el símbolo de aquel pequeño país.
FIN

Firmado: El pequeño aprendiz de mago

No hay comentarios:

Publicar un comentario