Como una visión

Una joven entró a comprar
en una relojería,
extasiado el dependiente
enmudeció de repente
pero al cabo le decía.

Buen día joven princesa,
e inclinando la cabeza
cual si fuera una marquesa,
sus ojos así lo expresan.

La joven presta le dijo
para romper el hechizo,
pues sus ojos estaban fijos
presos de aquel hipnotizo.

Quiero ver unos pendientes
que hagan juego con mi pelo,
él la miraba de frente
y le dijo con recelo.

Ese pelo fino y esbelto
que adorna tu linda cara,
necesitan estos pendientes
que yo mismo fabricara.

Y acercándose despacio
con mucha delicadeza,
le puso aquellos pendientes
que el había hecho inconsciente
con tanto mimo y destreza.

Se la miraba perplejo
algo le estaba pasando,
ella se acercó al espejo
él la seguía contemplando.

Coqueta y despreocupada
ella movía su silueta,
y le seguía la mirada
a través de aquel espejo
cogiéndose una coleta.

Se giró muy despacito
él estaba junto a ella,
contemplando unos ojitos
que parecían estrellas.

M. Beltrán.