La playa estaba desierta,
el mar bañaba su arena,
un aroma de tibieza
iba calmando las penas.
Me adentré hasta la orilla,
metí los pies en el agua,
mi corazón se apacigua
sintiendo así su calma.
Como gaviota errante
quise volar por los mares
y pasar en un instante
todos aquellos lugares.
Mi mente es un hervidero
de sonrisas y de rosas,
de amor y días placenteros,
de cuantas fechas hermosas…
Quiero guardarlas muy dentro,
olvidar los malos ratos
y quedarme en otros tiempos
cuando estabas a mi lado.
En el libro de la vida
quiero escribir bellos versos
que no hablen de partida,
sino de bellos reencuentros.
Gaviota
jueves, 21 de abril de 2011
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