Silencio profundo que ensordece mis oídos, balanceo que acuna una mente absorta en otra vida; otra vida que viví, ¡hace ya tanto que me parece no haberla vivido!
Paso por las letras de mi libro sin comprender el galimatías que representan, y llego a la pagina que me recuerda a ti, esa que conserva los restos de la rosa que besaste un día de otoño, cuando me alejé de tu puerto y comencé este viaje, viaje que me llevó a los confines de unos mares que me enseñaron lo lejos que me encontraba de ti.
Infausta juventud que me separó de la única verdad que han vivido mis viejos sentidos; tú, tú y el amor que me profesabas con adoración.
Alzo la vista hacia un horizonte aún en la penumbra de un amanecer ya cercano, y busco rastros que me acerquen ha ese lugar donde sueño con encontrarte esperándome.
Se que si estas allí tu rosa volverá a renacer, y así podré terminar ese libro de mi vida que nunca tuve que separarlo de ti.
El Navegante Errante
martes, 19 de abril de 2011
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