BIENVENIDOS A NUESTRO RINCON...
Somos una familia amante de la poesía. Esta afición nos viene de nuestro padre. A él siempre le gustó la poesía.
Fue un hombre sencillo, de campo, sin apenas estudios, pero que siempre le agradó leer a los clásicos poetas e hizo él mismo algunas poesías que a nosotros nos parecían muy bonitas cuando nos las leía. En ellas expresaba sus vivencias.
Después de su muerte, nos ocurrió algo extraordinario, nosotros, que jamás habíamos sido capaces de rimar dos palabras seguidas, empezamos a hacer nuestros pequeños poemas.
Al principio dirigidos a él, más tarde expresando nuestros pensamientos y vivencias.
Por eso, el otro día, en una reunión familiar, comentamos que sería bonito el hacer un blog para escribir nuestras poesías, y aquí estamos, intentado hacer lo que nos gusta y esperando disfrutar con ello.

domingo, 17 de enero de 2010

El arbol de parar las prisas

El camino serpentea en la cuesta mas pronunciada, y aprovecho para inhalar aire que refrescará unos pulmones exhaustos.
La parada es agradecida por todo mi cuerpo y el corazón parece haber tomado un respiro, ya no lo siento retumbar por todas mis extremidades.
Llego a la cima del monte y bajo el árbol de parar las prisas, lenta, pausadamente, busco el sitio, aparto alguna pizarra pequeña o matojo que me pueda molestar y me siento. ¡Todo se para!. Saco la pieza de fruta que me devolverá las fuerzas perdidas en la subida, y disfruto de su jugo, el líquido me baja por la barbilla y gotea, lejos de limpiarme rápidamente, lo sigo con mis sentidos, en todo el año no he tenido tiempo de pararme en esas bobadas, ¡que placer comer una pieza de fruta y sentir que me la estoy comiendo!
El sol ya comienza a vencer la penumbra y me muestra todo su poder sobre la montaña, cuando él se levanta la oscuridad tiene que retirarse, nunca tuvo prisas, sabe que siempre puede salir cuando quiera, vencerá. Que bello es disfrutar de ese hecho que se produce cada día, yo solo lo disfruto aquí. ¿Para que me levanto todos los días antes que él, si después no miro hacía arriba? No tengo tiempo.
Saco un libro, leo sin prisas, sin la necesidad de acabar un capítulo para comenzar el siguiente, todo a su debido tiempo, gozo con cada palabra que recorre mi vista sobre el papel, y sin ninguna razón, desvío la mirada hacía un paisaje que me envuelve y me deja inerte por un tiempo incontable.
Abajo, la mañana va tomando forma, y me parece oler el aroma de un café recién hecho que me llama, cierro mi libro sin prisas, lo guardo en mi mochila y recorro un camino de vuelta que me llevará hasta mi familia.

José Manuel

4 comentarios:

  1. Que bien describes el momento
    y la paz que se respira,
    amanece, sopla el viento
    tu absorto en la lectura
    los pájaros en su concierto
    es una dulce aventura.

    Son momentos de la vida
    que podemos disfrutar,
    pero hemos de pararnos
    para poderlos apreciar.

    un abrazo, Primo.

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  2. Muy bonito el escrito y la emociòn que le has puesto.
    Te quiere el peque Jose.

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  3. El camino serpentea
    en la cuesta pronunciada,
    nuestras piernas están cansadas
    y ya casi nos flaquean.

    El aire nos bambolea
    nuestra mente está embriagada,
    mirando así extasiada
    el paisaje y la alborea,

    Es un bello amanecer
    que nos recibe en lo alto,
    de pájaros se oyen cantos
    y otros animales correr.

    Que bonita esa experiencia
    que debemos realizar
    aunque aun hay que esperar
    debemos tener paciencia.

    Ahora que hace bueno
    sería el tiempo ideal,
    el calor no es tan real
    pero hay que esperar hasta luego.

    Con esta vida que llevamos
    no nos da tiempo de nada,
    hay que esperar la llegada
    de vacaciones en verano.

    Nos perdemos tantas cosas
    que no podemos disfrutar,
    que no sabemos valorar
    la vida que es maravillosa.

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  4. Primo, esa excursión la conozco, yo también pude disfrutarla a tu lado, aunque no te dejé disfrutar el silencio, yo soy así; tengo que expresar mis emociones en voz alta. Siempre es bueno compartir las experiencias, aunque a veces necesitemos experimentar también la soledad.

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