Algo me despertó del duermevela en el que estaba inmerso.
Quizás fue esa luz blanca que empujaba a la oscuridad de la noche, entraba a raudales por mi ventana y dibujaba sobre mi cama los barrotes de las rejas tras las cuales me encontraba.
O quizás fue la sombra que se acercaba a mí con pasos silenciosos.
Al verla, algo en mi estomago se retorcía y provocaba que mi corazón bombeara mas cantidad de sangre a mi cerebro.
El sigilo de esa sombra me estremecía.
Cuando se encontró sobre mi, intente gritar, pero la voz no salía de mi.
Sus manos pasaron sobre las rejas y me envolvieron.
Pero, no me apretaban para hacerme daño, al contrario me acogieron con la dulzura que solo puede dar una madre.
¡Que recuerdos!
¡Nunca me encontré tan seguro como estuve envuelto en aquellos brazos!
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Hoy la poesía no llegó a mi.
Pero si estos recuerdos que quiero compartir con los míos
Jose Manuel
martes, 3 de noviembre de 2009
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Precioso recuedo! y¡ preciosa ella! ,la tengo muy presente en mi corazón y siento que está entre nosotros en estos momentos que nos une. Un abrazo
ResponderEliminarNo hace falta que rime, ésto también es poesía.
ResponderEliminarTodos estamos unidos por estos sentimientos.
Un abrazo.
Si existe el cielo, estará en primera fila
ResponderEliminarpara desde allí ayudarnos como en la tierra
ella hacia.
Bellos recuerdos,
solo quedan sombras,
sensación estraña,
penetrando en la mente,
nudo en la garganta
y después, la calma.
Un abrazo, primo.
Cuando tu viniste al mundo
ResponderEliminarsufrimos por tu mamá,
mi hermano y yo nos turnamos
para su sueño velar.
después celebramos juntos
muchos años venideros,
viendote crecer a tí
como el mas lindo polluelo.
festejamos cumpleaños,
návidades y veranos,
siempre estuvimos juntos ,
para lo bueno y lo malo.
Así que ahí tienes mis brazos,
envuelvete fuerte en ellos,
yo te mando mi calor
por si te da algún consuelo..