Y abrieron los armarios de par en par,
descorrieron las cortinas y los visillos,
y se oyó un rumor de boca en boca,
se abrazaron y besaron por los pasillos.
Se acabaron las lágrimas ocultas entre sábanas,
no más insomnio, rechazos, ni malos juicios,
afrontaron con valentía las preguntas,
asumieron su condición ante los amigos.
Y el amor los fue premiando con creces,
dándoles valores, seguridad y confianza.
Se me llena el corazón hoy al verles.
Un mismo sexo, un gran amor, una nueva esperanza..
Anny
miércoles, 11 de noviembre de 2009
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Esta es la grandeza de nuestro país,
ResponderEliminarreconocer la igualdad y derechos de
las personas, independientemente de
su ideología política o sexual.
Real como siempre.
Un abrazo.
Hay que amar a las personas
ResponderEliminarno al sexo ni al color ,
todos somos igual de hermoso
ante los ojos de Dios.