Algo me despertó, quizás fueron los sonidos del silencio que tenía aquel valle, o quizás era el frío que llevaba en mi cuerpo residiendo desde hacía varios meses.
Sin soltar mi compañera de viaje, deslice la cremallera de mi tienda, toda precaución era poca, y tras divisar en lontananza una tenue luz sobre las montañas, que descubrían un próximo amanecer, volví a cerrar la cremallera y con una pequeña vela que me acompañaba desde mi llegada, me puse a intentar terminar esa carta que empecé a escribir hacía varios días.
Cuando el movimiento empezó en el campamento, tuve que dejar para otro momento el final de mi carta, recogí la tienda y junto a mi inseparable compañera de viaje, me uní a los demás para afrontar otro día de exploración del terreno.
Al comienzo de la marcha el sol aún no brillaba sobre las montañas.
Toda cavidad entre los pedregales podía esconder un alma con ganas de saciar su sed de sangre, con ganas de realizar otra muesca en su Kaláshnikov.
Piedras pisadas por botas desgastadas y viento helado pasando entre las rocas, solo esos sonidos llegaban a mis oídos.
Y en un momento cualquiera del día:
Explosión, gritos, silbar de proyectiles…un latido de corazón, era ese todo el sonido que quedó.
El cazador rodea su presa sigiloso entre un correr apresurado de seres sin dirección y…, mi compañera de viaje ya apunta un cuerpo que se vuelve con sorpresa de desesperación, unos ojos negros son captados por el visor, ojos negros que delataban una vida de apenas doce años.
Una avalancha de recuerdos me inundó, recuerdos de unos doce años que disfrutaba junto a mi familia, juegos en la calle con amigos y mi primer beso inocente.
Algo me devolvió a la realidad, un fuego que me penetró en el pecho y sentí como huía de mi cuerpo a mis espaldas.
Aquellos ojos me miraban y solo pude dedicarles una sonrisa, mientras mi cuerpo caía separándose de mi compañera de viaje.
¡No pude terminar mi carta!
Algo me despertó, quizás la inquietud de haber llegado el día en el que me iba a alistar en ¡las fuerzas armadas para la paz!
Jose Manuel
jueves, 19 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Acolación de tu sueño con mensaje,
ResponderEliminarintroduzco aquí mi apoyo y respeto
a todas las fuerzas armadas que trabajan para mantener la paz y proteger el derecho de las personas.
Como escritor eres bueno
ResponderEliminartu mensaje es verdadero,
¿cuantos soñarían con esto?
y cuantos de allí no volvieron.
Un abrazo.
Querido primo , cada vez me deleito más con tus escritos, son realmente buenos. Un abrazo.
ResponderEliminarEs muy triste que hayan niños
ResponderEliminarque estén en medio de las guerras,
y educados así para eso
se hallen en esas contiendas.
Por eso en algunos casos
encontramos algunos de ellos
donde menos lo esperamos
haciendo de guerrilleros.
Tus sueños siempre nos revelan algo. Un abrazo.