Lloramos tu despedida
y nos llenó de tristeza,
pero estamos convencidos
que tu alma fue elegida
por tu amor y tu nobleza.
La vida entera entregaste
con fe y dedicación,
al servicio de la gente
predicando tu oración.
Te marchaste de repente
sin ni siquiera hacer ruido,
pero aquí están tus gentes
no te echan en olvido.
La gente que te admiraba
y respetaba tu gran fe,
que con amor predicabas
y te hacías de querer.
Prepara nuestro camino
allí donde tú estés,
habla de nuestra parroquia
y de tu gente también.
(pensamiento de Ana Ríos)
M.Beltrán
lunes, 7 de septiembre de 2009
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A todos nos ha sorprendido
ResponderEliminarla muerte de nuestro párroco
todos lo hemos sentido,
era muy amable y simpático.
Bondadoso con la gente,
muy servicial y cercano
generoso y muy prudente ,
era un hombre muy humano
La gente de su parroquia
siempre lo recordará
por ser un buen sacerdote
¡que Dios le conceda paz!
Loli
Siguiendo a San Ignacio en el camino
ResponderEliminarpusiste tu vida en manos de Dios,
buscando siempre el bien, la paz y el amor
sin importar cual fuese tu destino.
Aceptando siempre de buen agrado
allí donde te mandara el superior,
procurando siempre hacer lo mejor
allá dondequiera que hayas estado.
Por eso los que hoy te conocemos
no podemos dejar aún de pensar,
y siempre así te recordaremos
ayudando a todos hasta el final.
Sigue intercediendo por nosotros
para que sepamos vivir en la paz.
Muy bien hermana,
ResponderEliminarveo que con una familia poeta,
siempre algo se te pega;
me ha conmovido ésta poesía, pues sin ser poeta la has bordado y nadie lo diría.