Miro con descaro ese rostro que me contempla.
¿Quien eres?, le pregunto, y la misma pregunta obtengo como respuesta.
Las arrugas de su frente se acentúan gracias a una calvicie pronunciada, mirada triste con ojos desgarrados por el tiempo, barba ya de varios días y un aspecto desaliñado me provoca compasión. Creo que lo conozco, pero…, no logro encontrarlo en mi mente.
Un gesto de despedida por mi parte, le hacen reaccionar y me corresponde, pero a la inversa.
Antes de volverme veo como una mujer bella de pelo plateado, mirada dulce y un halo de tristeza en su interior, se acerca a su oído izquierdo, y en mi oído derecho como en un susurro, escucho:
¿Otra vez frente al espejo, cariño?
Postdata:
Basada en una historia escuchada por la radio hace tiempo.
Aunque la idea original no sea mía, quise escribir un relato con ella para dedicárselo a tantas personas que sufrieron, sufren y sufrirán este drama, que es:
¡sentirse extraño en su propio cuerpo!
José Manuel
jueves, 21 de enero de 2010
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Me ha emocionado tu relato papá.
ResponderEliminarBesos tu hijo.
Me encanta pasar por este rincon sois todos dignos de admirar por la ispiración que poseeis.
ResponderEliminarVuestros versos y vuestros escritos son geniales.
Este que acabo de lere es muy emotivo.
Un abrazo y espero su visita en el blog de Josefa.
REAL,TRISTE Y MUY EMOTIVO,COMO DICE jOSEFA.UN FUERTE ABRAZO PARA TÍ DE MI PARTE.
ResponderEliminarOjala nunca dejemos de conocernos al mirarnos al espejo,aunque veamos un rostro que no nos satisfaga.
ResponderEliminarTus relatos siempre dicen algo.
Un abrazo primo.
Ya no nos gusta a muchos mirarnos al espejo porque casi no nos conocemos, pero por lo menos mientras nuestra cabeza esté bien y podamos aceptarnos podemos dar gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
En mi trabajo lo he vivido,
ResponderEliminares muy triste, la verdad,
el corazón me ha dolido
al ver esta realidad.