BIENVENIDOS A NUESTRO RINCON...
Somos una familia amante de la poesía. Esta afición nos viene de nuestro padre. A él siempre le gustó la poesía.
Fue un hombre sencillo, de campo, sin apenas estudios, pero que siempre le agradó leer a los clásicos poetas e hizo él mismo algunas poesías que a nosotros nos parecían muy bonitas cuando nos las leía. En ellas expresaba sus vivencias.
Después de su muerte, nos ocurrió algo extraordinario, nosotros, que jamás habíamos sido capaces de rimar dos palabras seguidas, empezamos a hacer nuestros pequeños poemas.
Al principio dirigidos a él, más tarde expresando nuestros pensamientos y vivencias.
Por eso, el otro día, en una reunión familiar, comentamos que sería bonito el hacer un blog para escribir nuestras poesías, y aquí estamos, intentado hacer lo que nos gusta y esperando disfrutar con ello.

jueves, 27 de julio de 2017

AÚN PUEDO ESCUCHAR TU VOZ

Aún puedo escuchar tu voz, moldeada por el paso del tiempo, entonar aquella canción que tanto te gustaba. Aquellas letras de otros tiempos. De otro mundo, tan distante del vertiginoso presente que hoy nos abruma, y sin embargo, tan presentes en días como el de hoy.
Sonidos que te transportaban a tu niñez, a la tierra que te vio nacer y crecer, en la que soñabas en un futuro lleno de amor y felicidad. En la que te enfrentaste a tus primeros miedos, y en la que creaste una familia con humildad, sacrificio y esfuerzo.
 Una juventud tamizada por los horrores de una guerra incomprensible, que formaron tu carácter y te dotaron de una fuerza  vital que las generaciones posteriores solo podemos anhelar.  Una multitud de cambios y de retos constantes, siempre buscando lo mejor para los tuyos, que te hicieron emigrar junto con tu marido y tus hijos a una tierra desconocida y llena de oportunidades, volcando en ella  todas tus esperanzas y sueños. Aquí encontrasteis el lugar idóneo para asentaros y vivir felices rodeados de vuestros hijos.
Pronto llegaron los primeros nietos y la familia Beltrán fue expandiéndose de forma exponencial. Siempre arropados y queridos, tus nietos crecieron empapándose y haciendo propios vuestros principios vitales: generosidad, humildad, sacrificio, esfuerzo y bondad. Tanto tú como el yayo, os convertisteis, sin ser conscientes de ello, en los cimientos, en la base de una familia única: la familia Beltrán.
La vida es una rueda que no se detiene. Te lleva por caminos sinuosos sin  tan siquiera dejarte descansar y saborear esos buenos momentos. Llegaron duras pérdidas, el yayo y parte de tus hermanos nos abandonaron, pero supiste encontrar en tu familia el apoyo y el consuelo para tan dolorosas pérdidas.
Más tarde, los biznietos alegraron de nuevo tu vida, insuflando nuevas dosis de fuerza y vitalidad a tu espíritu en estos últimos años. Un privilegio que tu longeva vida te regaló: compartir días en el campo, de risas, comidas y partidas de dominó con hijos, nietos y biznietos. Un lujo al alcance de pocos.

97 años son mucha vida, y sin embargo estoy convencido de que para ti fueron un suspiro. Tus ojos desprendían vitalidad y en tu sonrisa aún se escondía aquella chiquilla que cantaba canciones de rueda ajena a la larga vida que tendría por delante. 

El día después del fatídico día, mi hija me preguntó por ti. Tan sólo acerté a decir que te habías ido y que estabas con los angelitos. Ella, sin entender aún nada me preguntó: ¿Por qué?  Pregunta para la que aún no tengo respuesta.
Pero no, no te has ido, tu poso, tu recuerdo siempre permanecerá con nosotros, y eso te hará eterna.


Gracias por todo yayita.

Jaume 

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