Dócil atardecer que me muestra un sol carmesí,
Remanso de paz que armoniza a mi pequeña alada,
Milagro que me da una naturaleza acompasada,
Famélico despertar que me llevara al frenesí.
Soledad olvidada tras la musicalidad de mi alevilla,
Latir de un corazón rejuvenecido en su albor,
Sinfonía de colores con la que el crepúsculo brilla
Dominio de un valle en el que encuentro el amor.
Simple Espectador
jueves, 27 de septiembre de 2012
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