BIENVENIDOS A NUESTRO RINCON...
Somos una familia amante de la poesía. Esta afición nos viene de nuestro padre. A él siempre le gustó la poesía.
Fue un hombre sencillo, de campo, sin apenas estudios, pero que siempre le agradó leer a los clásicos poetas e hizo él mismo algunas poesías que a nosotros nos parecían muy bonitas cuando nos las leía. En ellas expresaba sus vivencias.
Después de su muerte, nos ocurrió algo extraordinario, nosotros, que jamás habíamos sido capaces de rimar dos palabras seguidas, empezamos a hacer nuestros pequeños poemas.
Al principio dirigidos a él, más tarde expresando nuestros pensamientos y vivencias.
Por eso, el otro día, en una reunión familiar, comentamos que sería bonito el hacer un blog para escribir nuestras poesías, y aquí estamos, intentado hacer lo que nos gusta y esperando disfrutar con ello.

viernes, 2 de agosto de 2013

La Amistad por encima de todo



Érase que se era en un pequeño pueblo adentrado en la montaña de un país cualquiera, allí vivía Daniel, 10 años, ojos claros y una media melena rubia lacia como el mar en calma y brillante como el sol del sur. Cursaba 5º de Eduación Primaria, y reinaba en su colegio por encima de los demás amigos, siendo seguido por todos en cada juego que se inventaba.
La novedad al regreso de las vacaciones de Navidad había sido Mukak, piel morena, ojos negros y unas rastas sobre el pelo, eso provocó el rechazo en Daniel y sus amigos. Era apartado de cualquier juego y aislado recreo tras recreo.

Aquel día de fiesta comenzó para Daniel como otro cualquiera, se levantó, desayunó y frente a la televisión unos dibujos lo hipnotizaron hasta el punto de no escuchar el alboroto que existía a su alrededor.

Daniel ¿qué haces que aún no estas preparado?

Dijo su hermana arreglada como para ir de fiesta.

¿A dónde vamos?
¿Es que no has escuchado a papá? Vamos a la ciudad de compras y al cine.

Daniel dió un salto del sofá y antes de que su madre estuviera preparada, él ya esperaba junto a la puerta de salida. Le encantaba ir a la ciudad, aquella inmensidad de edificios, uno sobre otros, los monumentos, a veces disfrutaba tan solo con su mirada, y por encima de todo, el centro comercial, donde jugaba en la sala de juegos con su padre justo antes de entrar en el cine.
Ya en el centro comercial y tras una hamburguesa con su correspondiente bebida, que había engullido como si fuera la única que se hubiera comido en su vida, espera ansioso la hora del cine, mientras su hermana mayor y su madre recorrían tienda por tienda. En la tienda de deportes pateó balones, simuló jugar al tenis con una raqueta y, ya junto a la puerta de salida, se probó varias gorras de marcas que día tras día veía en las cabezas de deportistas de fama.
En una de ellas se había alojado un pequeño piojo desprendido de algún hogar lejano (la cabeza de cualquier otro niño). El pequeño piojo se aferró a la melena rubia y reluciente de Daniel, dispuesto a crear su propio hogar.
La tarde transcurrió feliz junto a su familia sin ni siquiera notar la presencia de aquel pequeño huésped.

A la mañana siguiente, Daniel se preparó como tantos otros días para ir a la escuela, sin darse cuenta se rascaba la cabeza cada vez con más intensidad.

-¿Que te pasa Daniel? ¿Por qué te rascas la cabeza?
-¿Yo? No me había dado ni cuenta hermana.
-¿A ver si vas a tener piojos...?
-No digas tonterías.
Ya en clase las explicaciones de la señorita comenzaban a ser aburridas, con lo que Daniel empezó sin darse cuenta a rascarse la cabeza con más intensidad. Una de las veces en las que Luisa (la señorita) miró hacia atrás cuando escribía en la pizarra, vió como se rascaba y se dirigió hacia él.

-¿Qué te pasa Daniel?
-¿A mí? Nada.
Ya la señorita había puesto sus manos sobre la cabeza de Daniel, rebuscándo entre sus cabellos.

-¿Que haces seño?
-Espera Daniel que ya acabo, ¡Tienes pioj...!
El pequeño piojo se escondió entre las raíces de sus cabellos, mientras Luisa intentaba cogerlo.
Las palabras de la señorita corrieron por la clase como si de la peste se tratara, los niños se miraban unos a otros sorprendidos y se decían susurrando:

-Daniel tiene piojos.

A partir de aquel momento todo cambió en la vida de Daniel, la señorita lo mandó a su casa con una nota en la que le contaba a su madre el nuevo hallazgo, mientras que sus amigos lo miraban con ojos como si él hubiera hecho algo malo.
Su madre fue corriendo y compró un tratamiento en la farmacia, le dijieron “es lo más eficaz que existe, para acabar con los piojos”.

Al día siguiente fue a clase, pero ya nada era igual, sus amigos le daban de lado, lo trataban como un apestado:

-Daniel es un piojoso.
Le cantaban mientras se alejaban de él. En el recreo se encontraba solo y aislado, todos le miraban y hablaban de él.

Mukak se acercó a Daniel y le dijo:

-¿Jugamos juntos?
-¿A tí no te importa que tenga piojos?
-No, claro que no; donde yo vivía antes, también tuve una vez piojos, pero mi mamá me los quitó con un tratamiento.
-¿Sí? Mi mamá también me ha puesto uno.
-El mío se llamaba Paranix.
-¡Ese es el que me ha puesto mi madre!
-Pues entonces se te quitarán.
-¿De verdad que quieres jugar conmigo a pesar de lo mal que me he portado contigo?.
-Claro que sí, aún no me conocías, ¿entonces, jugamos?
-Sí, claro.

Los dos niños jugaron a diferentes juegos inventados por Mukak, reían y reían los dos nuevos amigos, mientra el resto de niños los veían disfrutar de sus juegos. Poco a poco todo el colegio se acercó y pidió jugar junto a ellos, no siendo rechazado ninguno de ellos por Daniel y Mukak. Entre risas y juegos todos se olvidaron que Daniel y Mukak en algún momento habían sido diferentes.
Se cuenta que Daniel y Mukak fueron siempre amigos, en los tiempos buenos y en los malos.

Y los piojos nunca más rondaron sus cabezas.

El Peque Jose y Jose Manuel.

4 comentarios:

  1. Una hermosa historia que encierra una gran enseñanza. No debemos menospreciar a nadie pues puede que mañana el menospreciado seas tú.
    Abrazos

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  2. Hoal, me alegro de haber trabajado en esta historia con el mejor escritor, y además con mi padre.
    Me gusta mucho escribir contigo papá Te Quiero.
    Muchos besos

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  3. Juntos haceis un magnífico equipo. La historia, esa historia tan bien contada nos hace ver lo equivocados que podemos estar a veces con algunas personas.

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  4. Una historia muy común pero a la vez enternecedora. Un beso para este dúo tan magnifico

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