viernes, 17 de septiembre de 2010
Silencio, se calló el río...
Silencio, se calló el río,
silencio, se calló el viento,
Antonio con un suspiro
entregó al aire su aliento.
El aire trae su "quejío"
desgarrado en unos versos,
un suspiro de sus labios
envuelto en sus pensamientos.
Su grito de amor y paz
va enarbolando hoy el viento.
Montañas, ríos, atalayas,
van percibiendo su aliento.
Persona de alma hermosa,
de corazón, de talento,
su vida fue generosa,
siempre amable, siempre atento.
Su humor siempre conquistó
a los de fuera y de dentro,
su alegría la transmitió
y se nos quedó muy adentro.
Hoy su gente está de luto,
de fiesta está el firmamento,
y le lloran con sus lágrimas,
lágrimas de adiós y de encuentro.
Loli
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