Días después

Como una luz que se apaga
es la vida del humano,
desaparece, se apaga,
cuando menos lo esperamos.

Y nos deja ese vacío
que no puedo descifrar,
cosas que le hubiera dicho,
mas momentos para hablar,
que se fuera convencido
“valió la pena luchar”.

Pero nunca nos paramos,
no valoramos en esencia
cuanto necesita el hombre
saber lo que otros piensan.

De su vida como padre,
como amigo, como hermano,
como buen trabajador,
o como buen ciudadano.

¿Porqué llegaremos tarde
para expresar sentimientos
que hoy solo es un lamento
y pudo ser agradable?.

¿Dónde enviar mis plegarias?
¿Como mandarlas al cielo,
si ya siento el desconsuelo
de que allí tampoco hay nada?.

Me quedo con sus poemas
que voy leyendo tranquilo
y entro en sus pensamientos
a través de lo leido.

M. Beltrán