Caminando por los montes
mis niños corren y saltan,
tienen alas en los pies
no se fatigan ni cansan.
Yo camino tras de ellos
mi carga es mas pesada,
los kilos y también los años
hacen pausar mis pisadas.
Pero aun puedo seguirles
doy gracias en cada parada,
el Cristian espera y me ofrece
su mano en cada empinada.
O también al pasar las aguas
que corren en cada vaguada,
luego seguimos la meta
hasta el muro del Alcázar.
El bosque es verde esperanza,
irradia una vida sana,
donde lucen los colores
y se hace sentir la calma.
Fina
Muy bonita la excursión a Alcaucín, aunque ya pasó como todo.
ResponderEliminarCanta la chicharra, calor que desprende la montaña.
ResponderEliminarFluye la frescura de un río que corre hacia su destino.
¿Y los niños?
adelante siempre adelante, incansables buscando unos vestigios que descansan.
Vuelve niño vuelve que los tuyos te aguardan.
Un beso