El viento ruge fuerte en la ventana
igual que un león enfurecido
y yo siento como un leve quejido
del mundo que se queja y se desgrana.
La lluvia cae a golpes y se derrama
sobre el cuerpo maltrecho y muy herido,
se siente ya bastante destruido
y aclama a las conciencias con alarma.
Este mundo es de todos nuestra casa
tenemos que cuidarlo con esmero,
parece que lo tomamos a guasa.
Verlo limpio debe ser lo primero
cuidarlo y respetarlo con nobleza
quitando todo aquello que no es bueno.
Fina
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hay que salvar al planeta,
ResponderEliminarconciensarnos es de sabios
si no la vida está muerta
y no podremos contarlo.
Buen soneto.