miércoles, 28 de noviembre de 2012
DE PASEO
Paseando por Bellvitge
veo los árboles que lloran,
apabullados y tristes
ya van perdiendo sus hojas.
Las ramas quedan vacías,
sus troncos desconsolados
añorando aquellos días
y la calor del verano.
Así quedamos los viejos
cuando los hijos se marchan
solo mirando hacia el cielo
a ver si los fríos pasan.
Con las calores aún vuelve
la risa a sus corazones,
cuando a sus nietos entretienen
por los parques y rincones.
¡Oh preciada juventud!
que bella y corta que eres,
con tu fuerza y plenitud
arrollas por donde fueres.
Fina
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Muy bonito tu poema
ResponderEliminarque como los arboles llora
y va desojando aromas
de amores y desengaños.