Cuando salgo de paseo
con mi pequeña Alejandra
el tiempo corre de prisa
y en mi interior mucha calma.
Es un contraste divino,
es una mirada tierna
que me dice sin hablar,
abuelo, vamos al paseo
que me lo paso genial.
Y la miro de reojo
observando su sonrisa
de dulzura angelical
que se asemeja a la brisa.
Brisa de amor y esperanza
que me abre el corazón
y me hace ver la vida
de diferente color.
El color de la inocencia
y el calor de nuestro amor
que se funde en un abrazo
del abuelo protector.
Con cariño, del abuelo.
viernes, 28 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Que dulce son tus palabras
ResponderEliminara esa linda nietecita
que enternece así a tu alma
al ver su linda carita.
Preciosa, como se nota que sale de dentro.
La vida color de rosa
ResponderEliminarcomo la ven los pequeños,
la transmiten con sus cosas
y nos hacen vivir sus sueños.
Que bonita y que feliz
ojalá nunca se empañe
y pueda seguir así
por mucho, por muchos años.
Todo lo que haces con amor , te sale divino.
ResponderEliminar