Allá arriba en la encinada
un viajero descansa,
pues salió de madrugada
buscando luz y esperanza.
El trinar de los jilgueros
embelesa su sentido
y va soñando despierto
recorriendo su camino.
Camino largo y sombrío
pero con destellos limpios
de honradez y señorío
sin olvidar sus principios.
Respira paz en el monte,
agudeza sus sentidos
y va mirando en su alma
sin sentirse dolorido.
Hay de aquel que mira dentro
y ve su alma marchita,
porque nunca hizo el bien
y cuando duerme se agita.
M. Beltrán.
sábado, 29 de octubre de 2011
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El viajero recorrió
ResponderEliminarel buen camino sin prisa
nunca el sueño le agitó
porque su alma era limpia.
Él ve con satisfacción
que crece mientras camina
y aprende bien la lección
de cada etapa vivida.
Sigues escribiendo de maravilla, hazlo más a menudo.
No hay mejor medicina
ResponderEliminarpara dormir a pierna suelta,
tener la conciencia tranquila
sin envidias ni asperezas,
Muy bonita.