sus brazos abiertos nos acogen tiernamente y nos invita a gozar de su calidez.
La brisa de sus noches y amaneceres es más suave y refresca nuestro cuerpo y espíritu. Caemos blandamente, como las hojas caen de los árboles, y sucumbimos a ese agridulce sabor a fruto maduro, mientras una fina lluvia va empapando lentamente nuestros campos aún sedientos...
Tras el ajetreo del caluroso estío
los brazos del otoño la acogió,
con su belleza serena acarició
sus amaneceres, ya más fríos.
De dorados matices la adornó
dando color a su pálida figura.
La iluminó en sus noches oscuras,
con un rayo de luna la envolvió.
En un atardecer lleno de brumas
gotas de lluvias acarició su piel,
agradeció aquel sonido fiel
sobre su ajada piel, ya dolorida.
En un suspiro libre se entregó
a su serena paz que la cautiva,
su silencio y quietud le da la vida
y en brazos del otoño se quedó.
Loli
Muy bonita tu poesia
ResponderEliminaraunque no entiendo bien el mensaje
parece que se perdió una vida
y ya descanza entre encajes.
Aquellos dorados de otoños
que lucen en montes y valles
le acogió entre sus brazos
y quitó todos sus males...
Quizás me equivoco. Muchos besos,
Precioso!
ResponderEliminarYo me decanto por que está hablando de las hojas del arbol, aunque las usa de metáfora para hablar de la vida propia.
En todo caso genial.
Un beso
Javi
La languidez perezosa del otoño,
ResponderEliminaratrapa suspiros , risas, y lamentos.
Todo lo envuelve con su abrazo lento
en espera de un nuevo renacer.