Ayer tarde la cogí
la acerqué junto a mi cara
para que mire mi rostro
de arrugas ya pronunciadas.
Que se acostumbre al abuelo,
que no tenga miedo a nada
y al ir contándole un cuento
la sentí más relajada.
Vale la pena vivir
para sentir el aliento
de un alma tan delicada
y ayudar en sus cimientos.
Que me perdonen sus padres
si la mimo demasiado,
quiero que sea muy feliz
y yo, cuando esté a mi lado.
M. Beltrán.
sábado, 12 de febrero de 2011
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los abuelos y los nietinos, no habrá más amor más grande ni más puro, esta asturiana te manda un besin muy grande y te dice como abuela también que nunca los mimaremos bastante.
ResponderEliminarPreciosa la poesía
ResponderEliminarque te inspiró su ternura,
es una dulce criatura
que iluminará tus días.
Se te veía embobado
ResponderEliminarcon tu nieta entre los brazos,
tú estabas encantado
y ella también en tu regazo.
Ya, empiezas a contarle
el cuento de la piscina
y parecía agradarle
pues atenta se ponía.
Hasta lograbas calmarla
y un poco se sonreía,
se te caía la baba
al verla así tan linda.