Los paraísos, perdidos se quedaron
con la triste y cruda realidad,
la miel rosó a los labios anhelados
para llenar de amargura el paladar.
Los castillos se exhumaron en el aire
cuando algunos dejaron de soñar,
el viento los movió con tal desaire
que ya no los pudieron edificar.
La España , de belleza inigualada,
perdió su brillo, su mágica deidad,
hoy es tercermundista y rota llora,
por sus hijos vencidos y sin pan.
¿Donde está la hermosura que pregonas,
si hoy tus hijos se tienen que marchar
dejando atrás su tierra, que la adoran,
para encontrar en otra bienestar?
De impotencia, el mar rompe sus olas,
el cielo truena dejándose escuchar,
hasta los pajarillos trinan a deshora,
y el aire pierde su fuerza y libertad.
Loli
lunes, 26 de agosto de 2013
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