De nuevo aquí sentado,
aquí arriba en el Ordal
la noche estuvo lluviosa
es mediodía, hay paz.
Es la mente un don divino
que los humanos tenemos,
en un momento he pasado
de los sesenta a los treinta
como si fuera un tornado.
Recuerdo la algarabía
que formaban nuestros hijos
nada más romper el día,
que entereza, que prodigio.
No paraban de correr
hasta que alguno caía,
o sus madres les decían
¡venga, que hay que comer!
Son etapas de la vida,
que te hacen sentir bien
aunque nos entre nostalgia
y quisieras retener.
M.Beltrán
domingo, 29 de marzo de 2009
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Preciosa! y tienes toda la razón
ResponderEliminarsiempre añoramos los tiempos pasados, aunque tedríamos que vivir en el presente que es lo que tenemos.
Tu futuro está todabía lleno de sorpresas,ya verás la algaravia de nietos que están por venir y como no te darán ni un momento de relax.Mientrastanto te abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarNo sé si eres mi vecino,
ResponderEliminarpero igualmente te digo
que escribes con gran tronio.
celi