Desde pequeña aprendí
porque lo vi en mis mayores
y así me lo hacían sentir,
¡El valor de los valores!
No tienes que ser perfecta.
No has de ser siempre genial,
basta con ser consecuente
y respetar a los demás.
Que el que esté cerca de ti
no se sienta nunca solo,
porque no hay mayor tristeza
que sentir el abandono.
Así miro yo a María,
ojos oscuros y brillantes,
las manos las tiene frías
y amargura en su semblante.
Llegó de otro continente,
buscando nuevas salidas.
Su mamá trabaja siempre
y ella se siente perdida.
Y yo le digo, oye María.
¿Verdad que España es bonita?
Me mira con ojos tibios,
sin apenas una sonrisa.
Y contesta despacito:
¿Y la soledad?
¿Qué hago con la soledad, vecina?
Anny
jueves, 19 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hermana esto es demasiado,
ResponderEliminar¿quién es esa tal María?
¿no puedes hacer que sonría?
ahora me dejas intrigado.
Llevatelá contigo un rato
que recobre la alegría
y la sonrisa perdida,
¡vale la pena intentarlo!
M.Beltrán